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MoRaDa de CrIaTuRaS

Poemas

LA CIMA DEL MUNDO

LA CIMA DEL MUNDO La cima del mundo está
lejana de la de los corazones.

La cima del mundo está situada
en el centro de la riqueza,
contigua a la fama y el poder.

La cima del mundo no es el lugar más alto
sino el más rico el que se antepone
a parajes más bellos, fraguándole los sueños
a la cima de los corazones impíos.

La cima del mundo se maneja
con billetes de 500 euros, unos sobre otros,
y mostrando una aparente felicidad
por los medios de comunicación más empleados.

La cima del mundo no es el cielo de las personas,
tal sea su riqueza o empobrecimiento,
sino mansiones de Hollywood,
palacios de tierras afganas
y tremendos chaléts
con campos de golf incorporados.

No es la cima del mundo
la perfecta mezcla entre la vida piadosa
y desempeño de los mandamientos,
ni es la cima todo aquello
que supera en algo a otra cosa inferior.

Una cima del mundo debería constar
de amor, paz y un sitio reservado
a toda aquella gente buena de corazón.

Bájense entonces los sacos de monedas
quién ordenara subirlos hasta tan alto.

CUANDO MI PIEL TIRITE

CUANDO MI PIEL TIRITE Con un leve silbido, podrías salvarme
de una muerte lenta y atroz
en la que un tubo me protege
y a la vez secciona mis venas.

Despegar de mi enfermado cuerpo
ese marcapasos dantesco
que me ha sellado Lucifer
como a ovejas de un rebaño.

Podrías despertar temprano al sol
y apartar la luna a un lado,
y despejarme el camino hacia la luz
de ese astro sin identificar.

Arroparme de madrugada cuando mi piel tirite,
darme caramelos para el largo viaje
y evitar los insufribles llantos
que encharcarán de lágrimas las nubes.

Podrías amar a otra persona
y llenar así el pequeño hueco que te arrebaté,
olvidar mi nombre entre discos rallados
y no nombrarme, para así no tener que volver.

Rajar mis fotos y borrar mi existencia,
soliviantar mi corroída ánima que
con tantos pesares ha cargado
y ahora dulcemente se marcha.

Podrías escribir mis memorias,
ahora que no podré dictarlas
y fundir las frases sobre la lápida
de un cuaderno tallado de flores.

Vender mis cuentos por nada a cambio,
publicar los cuadros que, mi pincel, no pintó aún
escondido tras la contorneada indiferencia
de un arte que no dio don a mi alma.

Podrías cerrar la puerta cuando salgas
y poner un cartel de cerrado por descanso,
y porqué no, podrías darme antes,
un beso en la frente de despedida

ahora que estoy muerto...

TROCITOS DE MIEDO

TROCITOS DE MIEDO Van banderas de vaqueros
y bandadas de carroñeros buitres
sobre el carnoso cáncer
del pétreo y pedregoso desierto.

Vuelan bramidos y sollozos,
vendiéndole el alma al almirante anticristo,
devorando el nítido aire y transformándolo
en volátiles trocitos de miedo.

Vuelve a vibrar la negra bruma
y a virar hacia el perdido horizonte
en busca de un burlón alarido de negras
y escalofriantes bromas de pésimo gusto.

Bala el cordero y borra el silencio,
revuelve el vástago del recuerdo y le basta
con repetirse cada mañana que debe comer para no morir.

Va y bota de su mente esa balada de amor,
derrochadora de pasión sobre sus venas
y vence la barrera de su embalsamado cuerpo de bestia
con lindos versos y un dulce beso por doquier.

YING YANG

YING YANG De polos opuestos nada,
¿cómo que no?,
yo siempre amo,
y yo te odio,
absurda contradicción,
sensato pensamiento,
¡vizca el barça!,
¡aupa el atleti!,
me siento oprimido,
tengo ganas de estrangularte,
¡basta ya!,
que no, que no me callo,
perdono tu osadía,
no tienes perdón,
no sabes lo que dices,
ni tú lo que piensas,
piérdete,
te encontraré,
te quiero?
¡¡¡te quiero matar!!!.

EL TIEMPO

EL TIEMPO El tiempo lo es todo,
el resto, nada;
una mera sombra
de lo que existe y no sirve;
un dócil fantasma
que recorre de dentro a fuera
la tierra, el agua, el viento.

De eso hablamos,
Y cuando lo hacemos
Lo perdemos todo,
sólo queda el llanto
de la ausencia de una vida,
De unas hojas aplastadas,
De un pájaro que ya no canta
Y que muere por su culpa,
por el tiempo, por su falta.

AFLICCIÓN

Como un casual ocaso,
cansado y acosado,
me hallo sin retinas
con las que observar la falsedad
que nos revela el mundo.

Un completo alboroto de libre albedrío,
conjunto de hilos y manivelas,
razones inconexas y fallos.

Unos y ceros, desconexiones
que nos hacen dudar de cuya existencia.

Es absurdo reflexionar
y tirar de la manta que nos cobija,
lanzar al vuelo preguntas que rebotan
en nuestras conciencias y salen disparadas
a un recóndito tan ofuscado.

No vale la pena:
reír cuando nos dejen,
llorar cuando nos obliguen,
sentir el gélido filo de la espada que nos aflige
y dar gracias por cada paso,
posados de caras y casas pasadas.

Como el ánimo de un animal
por conseguir un mísero bocado
y no verlo arrebatado por otra ánima en pena
llamada hombre.

Verse rebozado en el barrizal, duele,
y el dolor que nos causa
la muerte de un ser querido
no es más que un proceso intermedio
de un quejido que se hará más sonoro
el día de nuestra muerte.

Como una ventana sin ventanales,
percibo el aire impuro de la sociedad,
fétida y sucia,
y ventilo mis pulmones que reprimen el silencio.

Y lloro en soledad?
si me está permitido.

ZULO

ZULO Existe un vago y corto, muy corto,
recorrido desde mi vista hasta el techo,
desde el techo hasta las cuatro
paredes, y de ahí, al suelo.

Un minúsculo atajo desde
unos brazos estirados hasta encogerlos,
vueltos a lanzar al techo,
y bajarlos de nuevo apuntando al piso.

El tiempo no existe, no hay horas,
no hay día, no hay noche,
sólo aburrimiento y soledad.

Y un dolor intenso de cabeza
que rellena esa escasa superficie
sin salida ni para la imaginación.

Ni una mosca, ni un coche,
ni un segundo, sino dos, tres, catorce...
catorce mil, y podría seguir contando
hasta el infinito pues llegaría hasta él.

Nada, y todo a la vez.
Sin música, sin olores, sin tacto,
sin recreación de la vista, sin libertad.

Un navío que zarpa desde el muelle
hasta rebotar en él eternamente.

El techo se ha movido,
las cuatro paredes lo esquivan,
el suelo es un agujero negro que me traga
pero sin llevarme a ningún sitio.

Una luz se enciende y ciega mis ojos,
descoordinando el desequilibrio de mis sentidos.

Falsa alarma que desactiva
mi calamitosa atención
y hierve la sangre que yace
paralizada en mi cuerpo
cortando el tráfico a los pensamientos.

Comida,
arriba asoma,
bebida,
tarde pero no nunca.
Libertad, por favor, libertad.
Pero ignoran mis súplicas.

Otro y otro día,
y otro momento,
y otros catorce mil segundos...
techo,
paredes,
suelo,
locura.

SED DE TRANQUILIDAD

SED DE TRANQUILIDAD No es que ansíe que tu mordaza
seque la ceñida piel de mis labios,
ni que revuelva los cajones olvidados
en busca de antaños sabores.

Tu magia aturde al más incauto
en pos del abrazo del destino,
llamarada fría y quebrada,
eterna luna de dos cielos
clamando un beso,
sólo un beso.

Y cuando rasgas tu tierna mirada
deshilachando mi cosido corazón,
brota de tus entrañas arte,
nace del suspiro un poema y
mezclas lo divino con lo mundano.

No olvides aquella luz de espiga dorada,
ni el lance que contrajo mi muerte,
cuerpo abatido por contusiones y
mente soliviantada por tu figura,
pues un sinfín de nubes cristalinas
dan reposo a mi masacrada alma.

Valga la pena criar flores de colores turbios
y vestir la última indumentaria en esta vida,
erguirse, con las manos en el corazón,
obstruyendo con aún fuerzas inverosímiles
la vena amorosa que clavaste en mi pecho.

MUDANZA

MUDANZA Abierta la esfera del sentimiento
y cerrado el orgullo,
dejo ebullirse un leve recuerdo
en forma de llanto, odio
y venganza.

Respeto, cariño, amor,
palabras con fuerte significado
que me han extraviado para siempre
como un niño que deja caer
sus dientes de leche a puñetazos.

Ya no pienso, enmudezco,
ya no río, ya no me hallo,
ya no tiemblo al pensar
que viene el saco con su hombre.

He absorbido tatuajes que no he pedido
y signos de violencia sin merecerlos.

Una sombra de ojos, que está de moda,
resalta un novedoso tono sobre mi rostro,
el color del maltrato.

Por ello dudo que mi vida tenga sentido,
que las voces de tantas mujeres así
puedan ir en una frecuencia
no audible para el oído de los jueces.

Dudo de todo,
como dudo del día en que mude
mis muebles a otro lugar
donde descansar agusto,
donde no sufrir más palizas, humillaciones, insultos...
donde el transportista sea un ser alado,
con un perfil griego
y un rostro angelical.

A OTRA COSA MARIPOSA

A OTRA COSA MARIPOSA Y sobrevolando lo acaecido
oteo desde lo alto la necedad,
mi necedad, y la entierro muy abajo,
tan abajo que ya ni la veo,
tan profunda que ya ni soy capaz de percibirla,
aunque sé que está ahí.

Pero aún sabiendo que existe,
la esquivo atacándola desde otras direcciones,
porque la mejor defensa es un buen ataque,
y un buen ataque, mata, a veces,
sólo a veces.

CIAO BELLA

CIAO BELLA Amanecer, feliz amanecer,
paseado de la mano de una grata ternura
por un campo que a su caminar,
se hace cada vez más deslumbrante.

Lanzado por la marea
hacia un saco de estrellas
y acogido en él, revuelto entre
gotas de oro y un viento refrescante.

Devuelto a la normalidad
de un paisaje encantador,
de un fuego aún dormido
y de una noche fría,
marchada a su azulado refugio
hace tiempo.

Atardecer, templado atardecer,
de piel dorada y rasgada voz,
sumergido entre aguas de un pozo sin salida,
clavado entre la tempestad y la calma,
sonríes esta tarde de invierno
al verme acompañado de mi amada locura.

Y esperas el salto de una comba
que va y viene sin llegar,
pero que choca contra un cascabel
del que cuelga mi amor, para jamás perderme.

Entre matorrales de algodón y azúcar
escondes sabia imagen de lo hoy acontecido,
de mi feliz e imperecedero paseo,
danzado entre besos inventados para mí.

Anochecer, feroz anochecer,
revienta de envidia y huye,
vete pronto por tu oscura senda
y olvídanos, déjanos en paz,
a mí y a mi locura.

Ciao Bella,
te espero en el próximo amanecer.

DECAYENDO

DE<em>CAYENDO</em> Aunque tuviera que atravesar
mundos para pedirte perdón,
mendigar zapatos con los
que salir en tu busca y
vencer al universo en su afán de grandeza,
interponiendo mi amor, entre sus mares,
y haciendo vibrar el agua con el sonido de una ola
que te haga llegar cuan intenso es mi amor,
lo haría.

Decayendo, hasta palpitarte en mi pecho
y sentir el pulso de tus palabras,
intentando esquivar a latigazos
mi sentimiento de culpa.

Mas no lo consigo,
el abrazo de una roca que el destino
ha rociado con perfume
y una rosa que se resiste a marchitarse
son las armas con las que indago en mi interior,
y te encuentro,
con las que rastreo las superficies
y con las que zarpé hace eras con fin de hallarte,
de encontrar ese tesoro perdido
expuesto al más intrépido aventurero,
cargado con pasión y cariño,
aunque protegido con una clave,
una clave corta y fácil de recordar,
un jeroglífico que un día tú me descifraste.

TROCEADO EN CRISTALES ROTOS

TROCEADO EN CRISTALES ROTOS Cae la oscuridad sobre mí,
me atrapa, aturde mi alrededor y
Se hace cargo de mi cuerpo cuando ya no es mío,
Lo recoge del emblandecido suelo,
Suelo que vio brotar de mis ojos el llanto
Con el que nos despedimos.

Ahora me arropa clavándome la mirada del dolor,
Atravesando un corazón que ya no siente,
un corazón que ya no siente ni volverá a sentir,
Un corazón que está destrozado y afligido como lo puede estar
El sonido del silencio con el cadente crujido de un desamor.

De nada sirven las operaciones que le hagan
Pues mi cuerpo ya no es mío, sino de la oscuridad que me acechó,
La oscuridad que escondida tras la vista del sueño,
Esperó su turno y ahora ofusca mi sensatez
Hasta tal punto de darme todo lo mismo,
Mi vida, mi alma, todo lo que me rodea
pues nada hará caso a lo que mi mente dicte,
líder desbancado por la indiferencia,
y un cuerpo comandado por un corazón demolido,
troceado en cristales rotos, sangrados y arrastrados
hasta volcarlos sobre una bolsa negra
que yace junto a mí, en mis últimos minutos,
deseándome buenas noches y aspirando el silencio
que depara mis últimos segundos.

¿QUIERES UN RIPIEJO?

¿QUIERES UN RIPIEJO? Si quieres un ripiejo, tú pídelo,
Que yo te haré que rime mi alma con amor.

Y en la soleadas mañanas del chico trovador,
Se oyen dulces cantos del pájaro cantor,
De niñas escondidas paladeando un sabor
A ripios entre combas con tórrido calor.

Pero burdos comentarios se oyen sin ton ni son
Sin sentido constructivo a la par del escritor,
Que ve como sus poemas apestan de hedor
Cuando a la luz de las ventanas de escucha otro clamor.

Nardos incoloros y nabos de otro color,
Rosas rojas, marchitadas, sin piel ni fresco olor
Besos dorados y llantos sin precisión,
Una palmera con cocos insípidos, sin sabor.

Si quieres un ripiejo, tú pídelo,
Que yo haré de trizas siempre corazón.

A PASO DE TORTUGA

A PASO DE TORTUGA A los afectados del SIDA

A paso de tortuga avanza,
y a paso de liebre, va muriendo,
sin cura,
impotente,
sin socorro,
deprimente.

Lo positivo es funesto,
y lo negativo acarrea al final,
viendo el mundo,
de brazos cruzados,
siendo el mundo,
el peor de los pecados.

Preguntas sin respuesta,
miedo, agitación.
Nadie de MSF puede ayudarte.
Nadie de ONG puede ayudarte.
Sólo los de NPI,
?no pueden informarte?.

A paso de tortuga
sin bloquear la enfermedad,
sin usar los vertederos
controlando cada una de las vidas
de las que algo se puede hacer
más que dejarlas perecer.

Vendedores revueltos
con abundantes lazos rojos,
sociedades vomitadas
en forma de nefastos rastrojos.

Manos tendidas recibiendo
pero no dando,
y piernas encogidas,
para dar una patada al enfermo.

A paso de tortuga se socorre
al enfermo del virus del SIDA,
a paso de tortuga,
y todo su camino,
alumbrado por la muerte.

BRINDO POR TÍ

BRINDO POR TÍ Brinda conmigo amor
y déjame beber de tus abultados pechos
el burbujeantes champán afrodisíaco
que nace en tus ojos
para renacer en mis labios.

Déjame absorver el licor de tus senos
y embriagarme de suavidad,
preparar el mejor banquete con dulces,
bombones y una refrescante
tarta líquida de pasión.

Coloca tu cuerpo de tal forma
que tus brazos formen aspas de molino
y tus piernas sumen más
de cincuenta grados centígrados,
y mi lengua pueda arrastrarse
por cada micra de tu ardiente piel.

Permíteme visitar tu cuerpo
lagrimeante de sexo pero seco de caricias
y entregarte mi presente
con cada abrazo que te brinde.

Y consiénteme venerar tus cien yardas
de verdoso campo mojado,
podarlo hasta la perfección y conseguir un ?eagle?
con cada uno de mis lanzamientos.

Dispón de pistas que me muestren
tus más preciados secretos y deja a medio romper
los cristales que separan
tus lágrimas de las mías.

Revélate ante mi necedad y revélame tus besos
sin preocuparte, pues los míos se han hecho a la idea
de que nacieron para vivir contigo.

Déjame brindar con champán del caro,
sobre un vaso de diamante
y por una mujer de ensueño.